Este caso es un
fenómeno histórico que se ha ido formando poco a poco. Nos presenta un fósil
viviente del siglo XV, en las postrimerías del XX.
Solo puede ser sentido,
analizado y comprendido por quienes son capaces de mirar y escuchar sin
prejuicios.
Para captar su esencia
es necesario observar y percibir la realidad, con una mente en extremo clara y
un corazón extraordinariamente flexible y valeroso.
Y esa es, precisamente,
su dificultad: Casi todos estamos acostumbrados a ser espectadores en la vida y
a no tomar parte activa en ella: leemos libros, pero nunca los escribimos; no
escribimos siquiera un artículo; vemos deportes, inclusive apasionadamente,
pero no los jugamos; observamos a los políticos, nos fastidian sus métodos,
pero nunca hacemos la política que ellos no pueden o no quieren hacer; oímos
discursos, pero no los hacemos, escuchamos música, pero no expresamos aquella
que capta nuestro espíritu; nos extasiamos ante un paisaje o nos impresiona un
rasgo de un rostro, pero no cogemos un pincel o un simple lápiz, para
conservarlo, por eso hemos perdido la capacidad de captar, de comprender y de
expresar.
Por eso los invito a
recorrer conmigo, ya que no materialmente, como sería lo ideal, si
intelectualmente la vida en el llano y en la selva.
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