Hay un símbolo sagrado
muy difundido en nuestra época: el de los dos triángulos equiláteros
entrelazados: el uno con el vértice hacia arriba, y el otro con él hacia abajo,
éste viene de las más remotas edades: es el de Salki Chaman de Vishnu, el
Sri-an Tara de los arios, el emblema de la perfección entre los egipcios y los
pitagóricos, el del agua y el fuego, para los alquimistas, el del macro microcosmos
para los cabalistas, la estrella de David para los hebreos, el sello de Salomón
de los masones y símbolo de tesoros, rosacruces etc.
Pues bien: curiosamente
nuestros indios del Vaupés, los que viven en la Amazonía y la Orinoquía, o sea en el ámbito de los Cuibas,
que no son ni arios, ni judíos, ni teósofos, ni masones, rinden culto a este
símbolo, adicionando en su cima con la imagen del sol y de la luna.
¿Será un vestigio de
que sus antepasados descendieron del macizo andino, ámbito de la civilización
de Tihuanaco? No olvidemos los dibujos de Tiahuanaco en que “la rigidez y las
formas angulosas de estas composiciones que en este aspecto recuerdan los
dibujos sobre tejidos, son típicas del arte de Tiahuanaco…”
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