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viernes, 29 de junio de 2012

Capítulo 18. Dimensiones del llano


En el llano todo es inmenso: su territorio de miles de kilómetros cuadrados, sus ríos: el Amazonas, el Orinoco, el Guaviare… sus animales: peces como los más grandes del mar, el güio, culebra no de un metro de longitud, como las del interior, sino de veinte, treinta o cincuenta metros de largo, que algunos han confundido con troncos de árboles y se han sentado en ellas, que superan las que estranguló Hércules, y sus flores; ¿y sus flores? Habrá en el “universo-mundo” alguna que se acerque a la “Victoria Regia” o “Victoria amazónica”, ese loto, no como los famosos de Egipto que colocamos tres o cuatro en un florero, como adorno, sino ese gigante que cubre considerables superficies de pantanos que otrora fueron ríos?
Y su soledad:
                        “eres la soledad, el manso ruido, en cadencia secreta del sonido”…
Y el abandono en que los Gobiernos que “gobiernan” allá en nombre de varias repúblicas, mantienen a sus gentes: en el bajo pueblo hay aún vestigio de la cultura que alguna vez invadió Tiahuanaco y de la hispánica, que le aportó el elemento esencial de los caballos y de las reses, pero que aún dominan los chamanes, el Yagé y la Ayahuasca; que curan las gusaneras de las bestias con oraciones al igual que las mordeduras de las serpientes pero que, cosa es de volverse loco, si se las reza y se les aplica suero antiofídico, no operan ni la oración ni el suero, la muerte es segura, en tierras que el sabio Alejandro Von Humbolt, en su viaje a las regiones equinocciales del nuevo mundo llamó la octava maravilla del mundo.

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