El hallazgo de América
planteó problemas teológicos y científicos trascendentales antes y después de
haber llegado Colón. De todos conocidas las discusiones que don Cristóbal Colón
tuvo que llevar a cabo con los teólogos de la corte sobre dos temas fundamentales: la posibilidad
de llegar a oriente por occidente y su razón generatriz: si la tierra es
esférica o plana. Si allende las costas de la Península Ibérica se prolonga la
mar océano o si cae al abismo, en el precipicio. La realidad del hallazgo demostró
que la tierra es esférica. Este hecho solucionó el problema geográfico y
astronómico de la forma de la tierra; pero de este hecho surgió otro problema,
uno teológico aún más grave: el nuevo continente estaba habitado, eso era
evidente, indiscutible, pero la Biblia, que es la palabra de Dios, que explica
la presencia del hombre y la formación del pueblo de Dios, que explica la
presencia del hombre en el Antiguo Continente, no habla de los indios y, por
ello surgen estas preguntas:
¿Y si todos los hombres
descienden de Adán y Eva y de los indios no se habla en la Biblia, de dónde salieron los indios?
¿Y son los indios seres
humanos? Como se ve, desde el descubrimiento mismo del Nuevo Mundo se pensó que
los indios no eran humanos.
Estos interrogantes han
estado presentes durante centurias. Aún lo están, en nuestro tiempo. Por ese
motivo a los indios, aun a los conversos a la religión católica, no se les daba
la comunión: no se les consideraban humanos.
En el proceso de la
Rubiera los sindicados unánimemente respondieron: “nosotros no sabíamos que matar indios fuera malo”. “Nosotros los
blancos somos los racionales, los indios son irracionales, no son hombres”.
Es de recordar que solo
en el año 1537 el papa Pablo III reconoció que los indios tenían alma y que
entre nosotros, solo en 1653 Fray Cristóbal de Torres, el fundador de nuestro
faro cultural, el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, antiguo
predicador de los Reyes de España y entonces Arzobispo de Santa Fe de Bogotá,
autorizó se diera comunión a los indios; y que aun en nuestros días, como
consta en el expediente de este proceso, instruido por la muerte de unos indios
Cuibas repetidamente se dice que los indios son irracionales. Bien se comprende
que para llegar a la conclusión de Pablo III, hubo que hacer profundos estudios
bíblicos y teológicos: y de tales estudios, los intelectuales, que todo lo
complican, en todos los tiempos y lugares, hicieron un nuevo descubrimiento: el
de otro continente, mayor aún: América, presente desde siempre. Y a la vista de
la Biblia hay otro problema, que aún no hemos logrado digerir: que Dios creó
dos mujeres: la primera la relata el Génesis en el capítulo primero, versículos
26, 27 y 28 y la segunda en el mismo Génesis, en el capítulo segundo, versículo
21, 22 y 23, lo cual corresponde a una tradición judía: que Adán tuvo dos
esposas: Eva y Lilín. Como la Biblia narra la historia de los descendientes de
Adán y Eva, surge la pregunta: ¿eran los indios descendientes de Adán y Lilín?
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