Hay dos palabras
arquetipo, imprescindibles en una visión del llano y de la selva que aunque no
están directamente vinculadas a esta gran tragedia que analizamos y vamos a
juzgar, es necesario invocarlas, porque son claves en la geografía, evocadoras
de la región y cierre del hábitat:
La
Macarena
es una serranía, un aislado macizo montañoso, en el centro de este sector del llano
y de la selva a que nos hemos referido, se considera como una de las reservas
biológicas más grandes del mundo y es lugar donde se han descubierto centenares
de especies, cristales, vegetales y animales, antes desconocidas. Hasta hace
pocos años estaba inexplorada; hoy está en evidente vía de degradación. Toda
ella es territorio colombiano.
El
Caciquiare,
en cambio casi no es colombiano ni venezolano, es brasilero. Es un canal
natural, de curso tortuoso, de doscientos cuarenta kilómetros de largo, es
decir menos que la serranía de La Macarena, que une la zona geográfica del
Orinoco con la del Amazonas. Se trata de un gran brazo del Orinoco, que se
separó del cauce principal del río y corrió hacia el sur-este de la llanura,
pasando por la región fantástica del cerro Duida, “la montaña del mundo
perdido”, que “parece dominar el cielo”, en donde está la roca Guanari, desde
la cual Alejandro Von Humboldt calculó las medidas del canal, para unirse con
otro gran río, el Negro, afluente del Amazonas. En 1725 el capitán portugués
Moraes, dice la historia, navegó por el río Negro hasta la confluencia de Guainía, por el Guainía hasta
San Carlos y luego por el Caciquiare hasta desembocar en el Orinoco. La cadena
del Duida, de bosques impenetrables y los cerros del Guaraco bloquean la orilla
derecha del canal pero por la izquierda, la vista se extiende en mucho espacio
por la superficie de los llanos. De esta región casi desconocida, parece
provenían los indios Cuibas muertos en La Rubiera; por eso antes decía que
estos nómadas podían ser brasileros, venezolanos o colombianos por el lugar de
nacimiento, pero con seguridad en ninguna de estas tres repúblicas están censados.
Ante las leyes y ante las estadísticas no existen.
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