Una vez en el Nuevo
Mundo, Lope de Aguirre hizo sus primeras armas en la operación de Sinú,
organizada por el fundador y gobernador de Cartagena, don Pedro de Heredia;
luego de muchas peripecias, Lope de Aguirre llego al Perú en 1538, en el
momento álgido de la lucha entre Pizarro y Almagro que dio comienzo a las
guerras civiles entre los conquistadores, en que, naturalmente, participó
Aguirre aprendiendo mucho de alzamientos y conspiraciones; militante en las
huestes del virrey Blasco Núñez Vela, fue derrotado pero unido al capitán
Melchor Verdugo, después de algunas andanzas, entre ellas el robo de una nave,
lograron con varios seguidores embarcarse para Nicaragua, atravesaron el lago
del mismo nombre, salieron el océano Atlántico por el río Desaguadero; siendo
así los primeros en ir por agua del Océano Pacífico al Atlántico; enrumbaron
para Panamá, donde fueron rechazados por los pizarristas, razón por la cual se
refugiaron en Cartagena de Indias, en donde se encontraron con don Pedro
Lagasca, el fraile de la política del perdón y la reconciliación que logró,
entre otras cosas, que se le rindiera la flota de Pizarro y el dominio del istmo.
Con Verdugo y los suyos dieron en tierras realistas, pero como eran enemigos de
la gente de la flota de Pizarro, Lagasca tuvo que ordenar a Verdugo que
entregara la nave y volviera a Nicaragua, Verdugo la entregó pero se fue para
España; Lope de Aguirre y sus compañeros quedaron abandonados en Cartagena. Luego
de muchos sufrimientos logró regresar al Perú, al Cuzco y allá, también tras
innumerables sufrimientos, logró ingresar a la expedición que por orden del
Virrey, organizaba don Pedro de Ursúa para buscar la tierra de la Canela y El Dorado, que los indios localizaban al
norte del Ecuador.
Salió la expedición del
astillero de Topasana, empezaron las privaciones, el descontento y las quejas,
que culminaron con la muerte de su general, don Pedro Ursúa, de que fue autor
intelectual y copartícipe Lope de Aguirre; le sucedió como general, con el
apoyo de éste, don Fernando de Guzmán, de quien Aguirre fue maestre de campo,
segundo en el mando, se dividieron los expedicionarios entre los amigos de
regresar al Perú, encabezados por Lope de Aguirre, y los que querían seguir en
busca de El Dorado, ganaron éstos;
vinieron los asesinatos de los amigos de Ursúa: Juan de Vargas, García de Arce,
Diego de Valcázar y luego de la de Juan Alonso de la Bandera, el rival e
inmediato superior de Aguirre, a quien había desplazado como Maestre de Campo y
la despiadada cacería humana de su amigo, Cristóbal Hernández, a quien
persiguieron por la jungla hasta obligarlo a lanzarse al río, donde recibiría
sucesivas descargas de arcabuces y pedradas cada vez que sacaba la cabeza para
respirar… ¿Hubo más crueldad que, muchos años después, en La Rubiera, verdad? Y fue ejecutada por “cristianos viejos” no por
ignorantes de la religión como los homicidas de los Cuibas.
Don Fernando anunció a
sus tropas que habían determinado hacer la guerra en el Perú, pero garantizó que
quienes quisieran seguir en el descubrimiento de El Dorado podían hacerlo, sin temor, con el capitán que eligieran.
Todos aseguraron que querían ir a hacer la guerra en el Perú. A los pocos días
Aguirre convocó de nuevo las tropas para hacer, desde ese momento, Príncipe del
Perú al General don Fernando de Guzmán por lo que era necesario deslindarse de
los reinos de España y negar vasallaje al rey don Felipe II, lo cual hicieron en
el acto.
Vinieron otros y
numerosos asesinatos: el de Zalduendo, enemigo de Aguirre, el de doña Inés, la
reina de la expedición, amante de Ursúa, Zalduendo y otros; la de Alonso Casco,
la de Alonso de Montoya, la de almirante Miguel Bovedo, la del padre Henao y la
del mismo don Fernando de Guzmán, el general, el comandante de la expedición,
el Príncipe del Perú.
Lope de Aguirre quedó
dueño absoluto de la situación: ahora era el General y Gobernador de la
expedición.
¿Muchos y espeluznantes
asesinatos, verdad? ¿Pero qué valor tenía la vida humana en la jungla
amazónica? ¿Acaso los expedicionarios no estaban acostumbrados a ver colgar de
las ramas de los árboles a los rebeldes? ¿Y a ver rodar cabezas de virrey,
gobernadores, presidentes de reales audiencias?
Esos fueron los
conquistadores de la Amazonía y de la Orinoquía, de las tierras en donde está
ubicada La Rubiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario