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martes, 24 de julio de 2012

Capítulo 40. Los conquistadores de la Amazonía


Una vez en el Nuevo Mundo, Lope de Aguirre hizo sus primeras armas en la operación de Sinú, organizada por el fundador y gobernador de Cartagena, don Pedro de Heredia; luego de muchas peripecias, Lope de Aguirre llego al Perú en 1538, en el momento álgido de la lucha entre Pizarro y Almagro que dio comienzo a las guerras civiles entre los conquistadores, en que, naturalmente, participó Aguirre aprendiendo mucho de alzamientos y conspiraciones; militante en las huestes del virrey Blasco Núñez Vela, fue derrotado pero unido al capitán Melchor Verdugo, después de algunas andanzas, entre ellas el robo de una nave, lograron con varios seguidores embarcarse para Nicaragua, atravesaron el lago del mismo nombre, salieron el océano Atlántico por el río Desaguadero; siendo así los primeros en ir por agua del Océano Pacífico al Atlántico; enrumbaron para Panamá, donde fueron rechazados por los pizarristas, razón por la cual se refugiaron en Cartagena de Indias, en donde se encontraron con don Pedro Lagasca, el fraile de la política del perdón y la reconciliación que logró, entre otras cosas, que se le rindiera la flota de Pizarro y el dominio del istmo. Con Verdugo y los suyos dieron en tierras realistas, pero como eran enemigos de la gente de la flota de Pizarro, Lagasca tuvo que ordenar a Verdugo que entregara la nave y volviera a Nicaragua, Verdugo la entregó pero se fue para España; Lope de Aguirre y sus compañeros quedaron abandonados en Cartagena. Luego de muchos sufrimientos logró regresar al Perú, al Cuzco y allá, también tras innumerables sufrimientos, logró ingresar a la expedición que por orden del Virrey, organizaba don Pedro de Ursúa para buscar la tierra de la Canela y El Dorado, que los indios localizaban al norte del Ecuador.
Salió la expedición del astillero de Topasana, empezaron las privaciones, el descontento y las quejas, que culminaron con la muerte de su general, don Pedro Ursúa, de que fue autor intelectual y copartícipe Lope de Aguirre; le sucedió como general, con el apoyo de éste, don Fernando de Guzmán, de quien Aguirre fue maestre de campo, segundo en el mando, se dividieron los expedicionarios entre los amigos de regresar al Perú, encabezados por Lope de Aguirre, y los que querían seguir en busca de El Dorado, ganaron éstos; vinieron los asesinatos de los amigos de Ursúa: Juan de Vargas, García de Arce, Diego de Valcázar y luego de la de Juan Alonso de la Bandera, el rival e inmediato superior de Aguirre, a quien había desplazado como Maestre de Campo y la despiadada cacería humana de su amigo, Cristóbal Hernández, a quien persiguieron por la jungla hasta obligarlo a lanzarse al río, donde recibiría sucesivas descargas de arcabuces y pedradas cada vez que sacaba la cabeza para respirar… ¿Hubo más crueldad que, muchos años después, en La Rubiera, verdad? Y fue ejecutada por “cristianos viejos” no por ignorantes de la religión como los homicidas de los Cuibas.
Don Fernando anunció a sus tropas que habían determinado hacer la guerra en el Perú, pero garantizó que quienes quisieran seguir en el descubrimiento de El Dorado podían hacerlo, sin temor, con el capitán que eligieran. Todos aseguraron que querían ir a hacer la guerra en el Perú. A los pocos días Aguirre convocó de nuevo las tropas para hacer, desde ese momento, Príncipe del Perú al General don Fernando de Guzmán por lo que era necesario deslindarse de los reinos de España y negar vasallaje al rey don Felipe II, lo cual hicieron en el acto.
Vinieron otros y numerosos asesinatos: el de Zalduendo, enemigo de Aguirre, el de doña Inés, la reina de la expedición, amante de Ursúa, Zalduendo y otros; la de Alonso Casco, la de Alonso de Montoya, la de almirante Miguel Bovedo, la del padre Henao y la del mismo don Fernando de Guzmán, el general, el comandante de la expedición, el Príncipe del Perú.
Lope de Aguirre quedó dueño absoluto de la situación: ahora era el General y Gobernador de la expedición.
¿Muchos y espeluznantes asesinatos, verdad? ¿Pero qué valor tenía la vida humana en la jungla amazónica? ¿Acaso los expedicionarios no estaban acostumbrados a ver colgar de las ramas de los árboles a los rebeldes? ¿Y a ver rodar cabezas de virrey, gobernadores, presidentes de reales audiencias?
Esos fueron los conquistadores de la Amazonía y de la Orinoquía, de las tierras en donde está ubicada La Rubiera.

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